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miércoles, 6 de julio de 2011

¡Buenos días!

Llevaba tres años trabajando para aquella familia. Era una casa grande que había sido restaurada con exquisito gusto un año antes de que ella entrara a trabajar.
María llegaba a las 7.30h, despertaba a los niños, los ayudaba a vestirse, les preparaba el desayuno y los llevaba al colegio. Después volvía a la casa y se dedicaba a las tareas domésticas hasta la hora de ir a recoger a los niños, les preparaba el almuerzo y a las 15.00h los volvía a dejar en la escuela. A esta hora – a las tres de la tarde – acaba su horario laboral.
¡Y llegó la crisis!..... A María le redujeron y le cambiaron el horario laboral: De cinco a seis de la mañana.
Como era muy puntual, cada mañana a las cinco, abría la puerta y sentía la bienvenida de la calefacción.
En aquel pueblo siempre hacía frío..... En todas las casas – exceptuando aquella – todas las noches hacia frío.
A diferencia de su marido, la dueña de la mansión – una rica heredera – se veía obligada a madrugar cada día para asistir a su trabajo, ya que daba  las noticias de las seis en una cadena privada de televisión.
María – aunque en realidad ya no estaba en plantilla – seguía formando parte del personal de mantenimiento (limpieza, restauración, canguros...).
La muchacha esperaba en la calle, escondida detrás de un buzón, hasta que veía marchar a la señora, entonces entraba en la casa, subía hasta el piso más alto y trabajaba para que el despertar del marido de la heredera fuera agradable.....
Sí, la crisis matrimonial obligó a María a trabajar menos horas, más temprano y sin salario.....