Etiquetas

lunes, 23 de mayo de 2011

El álbum (H/P)

Hace unas cuantas noches (bastantes), uno furgoneta paró delante de mi casa, bajaron dos o tres personas, no sé que hicieron pero, cuando el vehículo marchó, uno de los hombres se quedó junto a una farola.
Cada mañana cuando abro las ventanas – esperando encontrar el fantástico paisaje de verdes y azules – veo al hombre junto a la farola..... mirándome con su sonrisa de papel mojado.
Cada noche, cuando cierro las persianas, veo que el hombre sigue allí: ¿Qué quiere?
Mi pueblo se ha llenado de hombres y mujeres que aguardan junto a las farolas: ¿Qué esperan?
Mi pueblo – como otros pueblos que he visitado en estos días – se ha convertido en un álbum dónde cualquiera puede pegar su foto pero, curiosamente, hay muchas estampitas repetidas..... ¿Ya no se hace aquello de: “Ésta ya la tengo, ¡te la cambio!”?
Sí, ya sé que lo que quiere es mi voto..... Pero, ¿por qué hoy sigue colgado de la farola, si las elecciones fueron ayer? ¿La propaganda electoral no se debería retirar justo antes de la jornada de reflexión?
Y digo yo, en un pueblo pequeño, como ahora el mío, donde todos nos conocemos ¿no sería mejor colocar las fotos y las listas de los candidatos en un par de sitios claves donde podemos ir a consultarlo tranquilamente e invertir el dinero que gastan en propaganda en algo más productivo para el pueblo..... en algo que no afee los espacios naturales?
Desde mi terraza, sin hacer ningún esfuerzo ni adoptar posturas arriesgadas o poco naturales, puedo ver 7 carteles de la misma persona y, sinceramente, el efecto que me produce tanta repetición es de contra-propaganda.....
El hombre de mi farola no ha ganado..... Espero que no se quede allí hasta las próximas elecciones, porque necesito recuperar mis vistas.
En fin, yo sólo pasaba por aquí, por la redacción del blog, y me ha apetecido dejar esta pequeña nota post-electoral.
¡Hasta pronto!
Helena

domingo, 22 de mayo de 2011

Sueño y vigilia (C)

Sueño y vigilia
Iba cambiando, moviéndose dentro de su forma original, produciendo efectos cautivadores..... Iba cambiando hasta que un día dejó de cambiar..... o cambió para siempre que, más o menos, es lo mismo.
La monotonía – la aburrida y agotadora monotonía – lo llenó todo.....
El silencio – agotador y aburrido – se escondía provocador detrás del espejo que había sido testimonio de aquello que, en realidad, no había pasado.....
Aquel no saber nunca qué (que lo hacía tan atractivo), se convirtió en un saber siempre qué (un saber que siempre nada).....
Nada..... absolutamente nada..... No había un por qué de todo, ni un por qué de nada..... sólo un montón de sombras chinas que danzaban entre sueños en busca de un dios o, en su defecto, un bufón que les diera una identidad.
Pero, a pesar de la inexistencia de cambios, la forma seguía existiendo..... la forma cautivadora, acogedora y atractiva de aquello que había sido, seguía existiendo.....
.....¿De aquello que había sido?..... Quizás debería decir: La forma cautivadora, acogedora y atractiva de aquel espejismo.....
Se despertaba durante la noche y abría los ojos en la oscuridad intentando salir del sueño. Se tocaba los párpados con los dedos sudados para comprobar si, realmente, estaban abiertos.
Sentía su cuerpo pesado y cansado sobre una cama carente de sábanas, porque los fantasmas del sueño se las habían llevado..... Fantasmas que utilizaban las sábanas para cubrir cuerpos ligeros y transparentes que flotaban en la nada.
Salía del sueño y caía de lleno en la pesadilla de la realidad.
Envolvía su cuerpo con la sábana – que le había sido devuelta por los mismos fantasmas – y vagaba por las calles en busca de ventanas amarillas..... en busca de las tímidas luces que colorean los cristales de los trabajadores madrugadores o de los filósofos noctámbulos.
Se dormía, como cada mañana cerraba los ojos en la claridad de lunas, estrellas o farolas, intentando salir de la realidad. Se tocaba los párpados con los dedos fríos para comprobar si, realmente, estaban cerrados.
Salía de la pesadilla de la realidad y caía de lleno en el mundo de las sombras chinas.
Quería encontrar al bufón o, en su defecto, al dios de las identidades.
Desnuda, porque los fantasmas del sueño habían vuelto a llevarse las sábanas, vagaba por la nada en busca de caminos transitados..... en busca de transeúntes que pusieran una sonrisa en el destino incierto de sus pasos.
Se despertaba, como cada día abría los ojos con los sonidos y las voces de la cotidianidad.....
El sueño y la realidad de la noche quedaban doblados con las sábanas.
Las sombras chinas – como si fueran camaleones bien entrenados – tomaban el color de la pared y se escondían junto a la bombilla que les había dado vida.
Sin las sábanas, podía parecer que los fantasmas habían desaparecido, pero en realidad corrían provocadores y burlones con sus cuerpos transparentes y ligeros.
Se dormía, como cada noche cerraba los ojos a una hora u otra.....
Los cambios se volvían a reproducir..... sensuales..... una forma se transformaba en otra sin que la primera llegase a desaparecer.....
Sintió la transformación, el cambio de la forma dentro de la misma forma.
Despertó en la oscuridad. Mantuvo los ojos cerrados. Distinguió entre las sombras al ser que administraba las identidades. Preguntó: “¿Eres un dios o un bufón?” Silencio. Un fantasma preguntó: “¿Eres un dios o un bufón?” El ser respondió: “Soy el administrador de las identidades y, por tanto, soy aquello que quiero ser”. Dijo: “Pero un administrador puede ser cesado”. Silencio. Un fantasma dijo: “Pero un administrador puede ser cesado”. El ser dijo: “Si soy un bufón el rey me puede cesar de mi cargo; si soy un dios sólo otro dios o un demonio me pueden cesar..... pero es necesario que yo les dé esa identidad”.
Abrió los ojos, se levantó y apagó la luz: Del mundo de las sombras chinas sólo quedaron las dos manos que las creaban (dios o bufón)..... Dos manos cautivadoras, acogedoras y amables que, con movimientos provocativos y sensuales, empezaron a acariciarle la espalda produciendo cambios de la forma dentro de la misma forma.....

sábado, 14 de mayo de 2011

Cualquiera (C)

Cualquiera
Hacía casi una hora que era la única clienta del bar. Hacía un buen rato que el camarero había bajado la persiana hasta la mitad.
La clienta miró al camarero y dijo:
Clienta: Cuando tenga un novio le pondré Juan.
Camarero: Quiere decir un hijo ¿no?
Clienta: ¿Un hijo?..... No, eso ya vendrá más adelante, quiero decir un novio..... Sí, cuando tenga un novio le pondré Juan.
Camarero: Pero los novios ya tienen nombre – sonrió y agregó – lo llevan de fábrica.
Clienta: No, mi novio no tendrá nombre, yo se lo pondré..... y le llamaré Juan.
Camarero: Pero señora..... – en ese momento el camarero recordó que el cliente, o la clienta, siempre tiene razón – ..... ¿Y por qué le quiere poner Juan?
Clienta: Pues mira, bien bien no lo sé..... porque es un nombre normal.
Camarero: ¡Ah!
Clienta: Quiero decir, que es un nombre de toda la vida..... No sé, pienso que es un buen nombre para un novio, ¿no le parece?
Camarero: Sí..... supongo.
Clienta: Aunque..... José tampoco estaría mal, ¿no?
Camarero: Sí, José también es un buen nombre.
Clienta: ¿Cómo se llama usted?
Camarero: Pedro.
Clienta: ¡Mira!, Pedro también me gusta.
Camarero: Pero Pedro no es un buen nombre para un novio.
Clienta: ¿Por qué?
Camarero: Puesss, porque yo hace 29 años que intento tener novia y no lo consigo.
Clienta: Vaya..... Lo siento.
Camarero: No pasa nada..... al final te acabas acostumbrando..... No es que dejes de buscar, pero no sé..... a veces, incluso, me da un poco de pereza tener novia..... Aunque otras veces me apetece mucho.....
Clienta: Sí, ya te entiendo, a mi me pasa un poco lo mismo..... Si tuviera una novia ¿cómo la llamaría?
Camarero: No sé..... quizás buscaría una que ya tuviera nombre.
Clienta: ¡Ah!
Camarero: ¿Usted cómo se llama?
Clienta: No tengo nombre..... Mis padres decidieron que ya me lo pondría mi novio.
Camarero: ¿Le gusta Rosa?
Clienta: Sí, Juan, ¡me encanta el nombre de Rosa!
Camarero: ¿Vamos para casa?
Clienta: ¡Vamos!
Camarero y clienta (Juan y Rosa): ¡Adiós Pedro!
Pedro:

domingo, 8 de mayo de 2011

Carta en la lluvia

Hoy he recibido un e-mail de una amiga con la que hacía tiempo que no hablaba. Me pedía si podía colgar en el blog una carta que había escrito y enviado por correo electrónico a su hijo – “No sé si todavía tiene esa dirección” – por si algún día entraba y la leía.
Carta en la lluvia
Llueve...
Ya ves, hijo mío, ahora mirando la lluvia me pregunto cómo debes estar... Vagando por esas tierras lejanas de Barcelona.
Hoy cuando llegues a casa no encontrarás un plato de sopa caliente en la mesa pero, a cambio, encontrarás un e-mail tibio en la bandeja de entrada de tu correo electrónico... Puedes venir a buscar el plato de sopa cuando quieras.
En la espera tus hermanos se han hecho mayores, pero no te preocupes, porque ellos no olvidan fácilmente, así que – pase lo que pase, te guste o no – ¡tendrás hermanitos para toda la vida!
¿Ya te alimentas bien?
Esta mañana se nos ha escapado el perro. Después de buscarlo durante más de dos horas por todo el pueblo, nos hemos acordado que no tenemos perro... y lo hemos dejado de buscar: ¡Qué tranquilidad!
¿Ya te abrigas bien?
Ayer me encontré por las escaleras al vecino del quinto segunda, el que vive por encima del edificio, ¡sí hombre! aquel que iba al colegio contigo, ¿te acuerdas? Pues resulta que su hermano, el que era monaguillo, ha hecho voto de castidad y su mujer, ni corta ni perezosa, primero se hizo lesbiana y después monja budista, o alguna cosa por el estilo... El caso es que ahora lleva la cabeza rapada, cosa que no le queda nada bien porque, como tú ya sabes, siempre ha tenido las orejas y la nariz muy grandes y con ese peinado, o no peinado, todavía se le ven más (¡tan guapa que era su madre!...).
Cuídate mucho y no dejes de enviarnos noticias tuyas.
¡Un beso de tu madre y tus hermanos que te quieren!
Luisa Porta

domingo, 1 de mayo de 2011

Madres

Hoy quiero dedicar este espacio a esas personas irracionales, contradictorias e impredecibles a las que llamamos madres (y especialmente a la mía):
Un animal racional (el ser humano, por ejemplo) es aquel que tiene conciencia de sí mismo, que establece relaciones sociales y de pareja y que utiliza el lenguaje para comunicarse.
Por lo dicho en el párrafo anterior, las madres son irracionales porque desde el mismo momento del parto (en ocasiones antes) anteponen el bienestar del bebé al suyo y, por tanto, durante los primeros meses su vida está centrada en cubrir las necesidades básicas: comida, descanso (interrumpido cada tres horas..... si todo va bien), hogar (madriguera, cueva..... piso), tapar su cuerpo (más que vestirse) y las necesidades biológicas (deprisita, eh).
En lo referente a las relaciones sociales..... ¿Preparar café para las personas que vienen a conocer al bebé se considera relación social? ¿Acordarse de la familia de los conductores que han dejado el coche encima de la acera o de la de los responsables del mantenimiento de la vía pública cuando sales a pasear con el cochecito del niño, es tener conciencia social?
Relación de pareja..... ufff..... ¿Ponerte aquel camisón tan sexy y..... quedarte dormida mientras tu pareja se lava los dientes.....?
Lenguaje: ¿Hacerle preguntas a un recién nacido e imaginar las respuestas, es una conversación? ¿Cuando damos un alarido para que el perro se aleje de la cuna, estamos utilizando un lenguaje racional?
Vaya, que si ser racional es tener conciencia de uno mismo, de nuestra posición en el mundo, de nuestra relación con lo que nos rodea..... pues eso, que quizás más que irracionales pasan a ser un poco “bipolar-racionales” (es decir, pasan de tener conciencia de “uno mismo” a tener conciencia de “uno bebé”).
Son contradictorias por muchas cosas..... :
-          Antes de tener un hijo tenemos clarísimo cómo lo vamos a educar: ¡Y lo hacemos exactamente así!..... Bueno, con alguna pequeña excepción (tres o cuatro al día).
-          Cuantas veces habremos dicho: “Si fuera hijo mío.....”, hasta que un día es hijo nuestro..... sin comentarios.....
-          O aquella frase: “Es la última vez que.....” ¿Cuantas últimas veces hay?
-          O cuando te pasas no sé cuanto tiempo explicándole que la “necesidad de tener un móvil” no es otra cosa que un come-coco de la sociedad consumista en la que vivimos y dos meses después, cuando ya ha conseguido el móvil, le echas una bronca por estar fuera de casa sin batería.
-          O cuando salen por la noche y les dices que se lleven las llaves para que no te despierten..... pero siempre estás despierta cuando vuelven.
-          O cuando te enfadas y después le preparas su plato preferido..... “Es que ya había pensado que haría esto para comer”.
-          O cuando.....
Y son impredecibles porque son capaces de hacer cualquier cosa, de decir aquello que habías pensado que nunca dirían, de ir a los lugares más insólitos, de no dormir por las noches y seguir funcionando perfectamente durante el día, de poner esperanzas donde no las hay, de luchar contra todo (y salir victoriosas), de dar (sin esperar recibir), de sonreír (cuando lo que necesitan es llorar), de desaparecer (sin dejar de estar)..... y todo eso por el simple hecho de que esté en juego la felicidad de un hijo/a.
Sí, por suerte para los que somos hijos (en mi caso hija), las madres son irracionales, contradictorias e impredecibles.