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domingo, 25 de diciembre de 2011

En el 2012...

25 de diciembre de 2011. Se acaba el año y, por tanto, toca empezar a pensar en todas aquellas cosas que nos proponemos hacer en enero de 2012:
ü      Dejar de fumar: Es posible que fuera una propuesta para las vacaciones de verano, pero con el buen tiempo se apetecía mucho salir de los locales cerrados y – dependiendo de la compañía – incluso aconsejable. En enero, sin embargo, la ley antitabaco (bueno, antifumadores públicos) utiliza la pulmonía para acabar con la dependencia.
ü      Hacer ejercicio: Si, como en el caso anterior, nos lo habíamos propuesto para el verano, está claro que el calor hizo que lo aplazáramos para el invierno.
ü      Perder esos quilillos que nos sobran: Después de la cena de fin de año, la comida de año nuevo, los polvorones y los turrones que han ido sobrando de las diferentes celebraciones y que, todo se tiene que decir, sería un desperdicio tirarlos (“¡Con el hambre que hay en el mundo!”), el roscón de reyes, las tapitas con familiares y amigos..... ¡¡Suerte que la crisis nos echará una manita!! (Alguien de mi familia, no recuerdo si hermano o hermana, decía que “Más vale gordo con gusto que delgado a disgusto”..... por si a alguien le sirve de consuelo).
ü      Hacer limpieza en los armarios: ¿Y si los recortes nos impiden renovar el vestuario?
ü      Trabajar menos: Sin comentario.
ü      Dedicarnos más tiempo: Ésta tampoco la voy a comentar.
ü      Etcétera: Ésta os la comentáis vosotros mismos.
Yo, personalmente, para el 2012 me propongo: Seguir buscando tiempo para estar con las personas que quiero, para hacer las cosas que me gustan, para disfrutarlas mientras las estoy haciendo y para sentirlas como algo mágico y enriquecedor..... a veces yo sola y, otras veces, en compañía.
¡Os deseo que el 2012 sea uno de los mejores años de vuestras vidas!

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cantautora

María Aguilera, 43 años, soltera, sin hijos, de profesión monitora de comedor escolar, de vocación cantautora frustrada.
María mira hacia el cielo y sonríe. Después de 37 días ha conseguido tender la ropa sin que empiece a llover en el mismo momento de colocar la última pinza.
La mujer coge una libreta y un bolígrafo – le gusta escribir las letras de las canciones a mano, el ordenador le parece demasiado frío para cantar sentimientos – se sienta junto a la ventana y escribe:
“María mira el cielo y sonríe,
lo ha conseguido,
todo va bien.
María sabe que será un buen día,
lo ha conseguido,
todo va bien.
María ve una nube
y la mira en silencio...
La nube no para,
no dice nada,
sigue camino sin ver la colada.
María sonríe,
todo va bien,
no hay aguacero que la obligue
a correr al tendedero.”
María coge la guitarra y compone la música. Lee la letra dos veces, se come un bocadillo de salchichón, vuelve a leer la canción y se va a trabajar.
Antes de entrar en el centro donde trabaja mira el menú: “Judías verdes con patatas, merluza con ensalada y manzana”..... Será un día duro, a muchos niños no les gusta la verdura ni el pescado... ni la fruta. Estarán mucho tiempo dentro del comedor y no tendrá tiempo a enseñarles su nueva canción antes de que se reanuden las clases.
A las 14.40h todavía quedan 12 niños en el comedor, María saca la guitarra y empieza a cantar la nueva canción. Un niño baila, una niña llora y otra vomita.
La otra monitora al ver a los 12 niños comiendo en una mesa (los habían puesto a todos juntos para controlarlos mejor), piensa en la Última Cena y se pregunta si el verdadero motivo de la crucifixión de Jesús no sería que éste se puso a cantar durante la cena.....
Incapaz de aguantar la manera de cantar de María, la otra monitora se levanta y – creyendo fielmente en el arrepentimiento de los niños – les perdona a todos la comida que les queda en el plato.
“María no para,
sigue cantando,
mientras los niños
se van levantando.
En el exterior empieza a llover
y María se  pregunta ¿por qué?

lunes, 5 de diciembre de 2011

Disco duro

Hoy es uno de esos días en los que todo lo que te pasa es absurdo, casi surrealista. Uno de esos días en los que tienes la sensación de estar dentro de una especie de niebla que te impide tocar la realidad.
Me he sonreído a mí misma en varias ocasiones... pero no porque la situación fuera graciosa o divertida – en realidad era bastante dramática, tipo Oliver Twist – sino porque sonreír es mi manera de plantarle cara a la adversidad (es un poco como aquello de que “El andaluz cuando canta: o está contento o el mal espanta”).
En un momento dado, me he acordado que tenía algo real que hacer, así que he salido de la niebla y, como suele pasar en estos casos, he caído de bruces en la realidad..... ¿o es que no había salido de la niebla?
Bueno, es igual. El caso es que me han dicho que para el trabajo que quiero hacer es importante que tenga un disco duro externo para trasladar archivos de un lado a otro sin problemas de almacenamiento.
Y ahí estaba yo, buscando una tienda de informática para preguntar precios y esas cosas.
Pues bien, he entrado en cinco (5!!) tiendas diferentes y en todas me han dicho exactamente lo mismo: “No, en este momento no tenemos ninguno, porque con todo lo que ha pasado en Japón los precios se han duplicado o triplicado, pero de aquí a cuatro o cinco meses volverán a bajar.” En tres de los establecimientos han añadido la coletilla: “Pero si igualmente lo quieres, te lo pedimos”. En los otros dos la coletilla era: “Si quieres miramos el precio, lo pagas y después te lo traemos”.
¡Qué gracioso! Ellos no se fían de que yo lo pida y después no vaya a buscarlo, pero yo me tengo que fiar de que ellos me lo traerán..... pero si no hay producción a lo mejor no hay producto ¿no?, y la verdad es que, bien mirado, ellos no perderían nada, simplemente se quedarían con un disco duro en stock que dentro de unos meses tendrían que vender a mitad de precio, es decir, al precio que lo tenían que vender cuando lo compraron.
Lo cierto es que a la conclusión del párrafo anterior llegué después de comer, en ese cuarto de hora en el que no sabes si echarte una siesta, quedarte sentado en la mesa o ponerte a trabajar. Hasta ese momento pensaba que las fábricas de discos duros japonesas – que lo habían perdido todo en marzo del 2011 – tenían derecho a subir el precio de los productos para renacer entre los escombros de la catástrofe..... ¡Ey! Para el carro, Mar, que no es eso. Con el terremoto y el tsunami, a parte del edificio de la fábrica y los robots de la cadena de producción, también se perdieron los productos que tenían en stock..... Vaya, que los que intentan enriquecerse y tomarnos el pelo con la subida de los precios no son las víctimas que necesitan resurgir sino los “piiiii” que tenían un buen número de artículos en stock y que ahora se aprovechan de la “no-producción” que conlleva una catástrofe de tal magnitud.
En fin, espero que en los próximos meses sean (o seamos) muy pocos los que tengan necesidad de comprar urgentemente un disco duro, porque así no tendrán más remedio que venderlos al precio que lo tenían que vender.
¡Va, negociantes sin escrúpulos, que todos estamos en crisis!

sábado, 19 de noviembre de 2011

Futuro presente

Abre la puerta intentando no hacer ruido. Camina de puntillas hasta la habitación y se mete en la cama.
Cada noche, cuando llegaba a casa, hacía el mismo ritual..... Aunque vivía completamente sólo.
Cada noche, ya en la cama, tanteaba sobre la mesita buscando las gafas..... Era igual que las gafas no estuvieran bien graduadas o que fueran de sol, porque la oscuridad de la  habitación era absoluta.
Cada noche cogía el libro que había dejado debajo de la almohada y lo abría por la página marcada..... No tenía ninguna importancia si el punto del libro había caído o si estaba boca abajo..... o en blanco, porque no tenía intención  de leerlo.
Cada noche el mismo ritual de futuro..... porque sabía que un día se casaría, sabía que entonces tendría que abrir la puerta sin hacer ruido y entrar de puntillas hasta la habitación..... porque no podría controlar su necesidad de pasear por las noches.
Cada noche el mismo ritual de las gafas y el libro..... porque sabía que cuando intentara leer después del paseo, su esposa se sentaría en la cama y empezaría a hacerle preguntas: “¿De dónde vienes? ¿Con quién has estado? ¿Qué has hecho? ¿Has bebido?.....”
Ante la falta de respuestas, la mujer se enfadaría, discutirían y se pondrían a dormir sin leer..... y sin otras cosas.....
.....Felipe no se casó nunca, pero su miedo a no estar preparado lo llevó a no disfrutar ni una sola noche de su vida.
Armando – hermano pequeño de Felipe, educado por los mismos padres y con las mismas manías sobre el ritual de futuro – se casó con una mujer que no le hacía preguntas sobre sus paseos: ¡Caminó y leyó mucho en sus noches!..... ¡Y otras cosas!.....
Alicia – hermana mayor de Felipe, educada por los mismos padres pero con el ritual de futuro invertido – se casó con un hombre al que no le gustaba pasear. El matrimonio duró dos meses, porque el marido no podía aguantar las continuas reprimendas nocturnas..... por una cosa que no había hecho.
Don Elías y doña Carmen – padres de Felipe, que educaron a sus hijos según su propia experiencia – discutieron y durmieron enfadados todas las noches de su largo matrimonio..... De hecho, los tres hijos eran adoptados (¡Ellos se lo perdieron!).

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los próximos días serán originales

Era un señor bien original. Los cabellos verdes le caían por la espalda formando una especie de aleta que contrastaba, en color y apariencia, con las escamas rosas que cubrían la mayor parte de su cuerpo.
Aquel hombre era el origen. Con su manera de hacer las cosas, consiguió que la gente de su alrededor dejara de darle importancia a las cosas materiales y empezara a disfrutar de los momentos de felicidad. Con su llegada se originaba – en el pequeño pueblo en el que se instaló – lo que hoy conocen con el nombre de La Era de la Sonrisa Sincera”.
Por otro lado, en el cajón de la mesita de noche de aquel señor, se encuentra el original de la obra “Los sirenos también existen”, que contiene los dibujos hechos a mano por el mismo autor.
Os deseo que los próximos días sean originales (diferentes de los otros), activadores del origen de la mejor época de vuestras vidas y que vuestros proyectos originales (los que todavía no han salido de vuestro interior) nazcan con vuestras propias palabras, acciones, objetivos y finalidades.
B. Posa’tBé

miércoles, 9 de noviembre de 2011

12 días

El tren pasa por la estación sin parar. Las personas que lo estaban esperando se miran desconcertadas. Una voz masculina sale de los altavoces: “Durante los próximos 12 días estará prohibido entrar o salir del pueblo”.
La gente mira a su alrededor, cabreada, desorientada... miran la hora... preguntan al de al lado que qué han dicho...
La chica que llevaba diez minutos en el banco – intentando memorizar autores y obras del Renacimiento – cierra el libro, se levanta y grita: “¡Bien! ¡Doce días de vacaciones!”
Un tren pasa en dirección contraria... y tampoco para. La voz repite: “Durante los próximos 12 días estará prohibido entrar o salir del pueblo”.
Pasado los doce días, los trenes vuelven a circular con normalidad. Aunque han corrido toda clase de rumores, nadie sabe con seguridad la causa de la prohibición pero, ahora que todo sigue como antes, ¿qué importancia tiene?
Helena

martes, 8 de noviembre de 2011

Indiana Jones y la Primera Cruzada

El chavalillo se mueve por el escenario sin decir nada. El público – pensando que el silencio formaba parte del monólogo – ríe y aplaude.
Sentada en la primera fila, su madre adoptiva parece ser la única consciente de que algo no va bien..... El silencio es demasiado largo y los movimientos de Toñito no son nada naturales.
Dispuesta a ayudarle, la madre saca una flauta del bolso y empieza a tocar la música de Indiana Jones. El muchacho la mira, palidece y se desploma..... Los espectadores, ahora en silencio, miran a la señora que no deja de tocar la flauta.
El presentador del programa pregunta si hay un médico entre el público. Una muchacha sube al escenario y dice: “Mi abuelo era médico”, se pone de rodillas junto al chaval, le toca la frente, mira al presentador y dice: “No sé que le pasa”, baja del escenario y vuelve a su asiento.
Entre el director del programa y un cámara retiran el cuerpo del escenario. Las personas del público van abandonando sus localidades mientras la madre sigue tocando la flauta.
Un mes y medio después del accidentado debut de Toñito, el vídeo, “Monólogo sin palabras”, sigue recorriendo todos los canales de televisión (nacionales e internacionales).
Actualmente, Toñito, su madre adoptiva y la nieta del médico (que no tenía nada que ver con los otros dos), viven de las exclusivas.....

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Esta semana será ideal

Lo ideal de un pensamiento ideal es que deje de ser pensamiento y que deje de ser ideal..... Es decir, que deje de ser una idea y pase a ser una realización, un hecho real.
Te invito a que durante toda esta semana – antes de dormir o cuando te despiertes – pienses qué cosa ideal quieres hacer realidad ese día..... y que lo hagas, ¡claro! (no hace falta que sean grandes cosas, las pequeñas ya pueden llenarnos mucho).
Para hoy, como supongo que ya te has levantado, te sugiero algunas propuestas para que elijas una:
  1. Llama a esa persona a la que hace tiempo que quieres llamar... pero nunca encuentras el momento.
  2. Para cenar prepárate aquel plato que te encanta pero que hace tiempo que no lo haces porque es un poco laborioso.
  3. Date un baño de espuma.
  4. Ves a caminar durante media hora.
  5. Estírate en el sofá a leer o escuchar música durante un buen rato.
¡Busca tu pensamiento ideal diario y realízalo!
B. Posa’tBé
P.D.: Cuando acabe la semana, si te ha ido bien, sigue buscando el pensamiento ideal diario que quieras realizar.

lunes, 24 de octubre de 2011

Tengo

“Tengo una cueva, un manzano, un cerezo, una morera, un río de 5 metros de largo por 2 de ancho muy caudaloso, un pozo de 27 centímetros de profundidad y 3 metros de arco-iris que me regaló un unicornio.”
Me mira sonriendo y, como si adivinara lo que estoy pensando, dice: 27 centímetros de profundidad está bien”.
Una vez más – sonriendo  y como si supiera lo que estoy pensando – vuelve a hablar: “Si vienes mañana, conocerás al unicornio”.
Como podéis imaginar, volví al día siguiente. El muchacho jugaba con el animal. Los miro durante unos segundos y digo: “No es un unicornio... es un toro”.
El chico me mira asombrado: “Sólo tiene un cuerno... Es un unicornio”.
El unicornio se acerca y pone sobre mi mano un cristal que llevaba en la boca, después se echa hacia un lado y, al contactar con el sol, del cristal se desprende un arco-iris.
El muchacho me mira sonriendo: “Tenemos lo que queremos tener”.
Helena

domingo, 16 de octubre de 2011

El reloj atómico

Alberto tenía once años cuando supo de la existencia del reloj atómico de San Fernando, de su exactitud y de su control sobre el horario nacional.
Así, a esa temprana edad, decidió su futuro: “De mayor seré científico y trabajaré en el observatorio de San Fernando”.
A Alberto, en realidad, no le interesaba la exactitud..... lo que le interesaba era el control.
Pero la intención del futuro científico no era controlar a las personas sino controlar el reloj y crear lo que él llamaba el tiempo niño.
Así cada tarde, cuando acababa los deberes (sabía que tenía que estudiar mucho para ser un buen científico), hacía cálculos y más cálculos para cuadrar el horario ideal que definiría el tiempo niño.
Sus primeras anotaciones fueron:
El día está dividido en 24 conjuntos de 60 unidades cada uno.
      24
   x 60
      00
  144
  1440 unidades
A los conjuntos los llamaré horas y a las unidades minutos.
Después de estas anotaciones miró por la ventana y contó hasta 1440. Mientras lo hacía se aburrió 6 veces, pero sabía que un buen científico no podía abandonar la investigación por causas tan triviales como ésta.
Al día siguiente anotó:
Distribución de las actividades por horas:
De 9 a 17 estoy en el cole = 8 horas
De 17 a 18 vuelvo del cole y meriendo = 1 hora
De 18 a 21 voy a inglés o futbol, hago los deberes, miro la tele y me ducho = 3 horas
De 21 a 22 ceno, me lavo los dientes y me voy a la cama = 1 hora
De 22 a 8 leo, no puedo dormir, me duermo, me despiertan, no me puedo despertar, me encienden la luz y me destapan, me despierto y me levanto = 10 horas
De 8 a 9 desayuno, me visto, me lavo la cara y voy al cole = 1 hora
8+1+3+1+10+1=24 ¡Exacto!
El tercer día anotó:
60x8=  480
60x1=    60
60x3=  180
60x1=    60
60x10=600
60x1=    60
          1440 ¡Exacto!
Muchas páginas después las anotaciones seguían así:
De 9 a 17 las horas deberán durar 45 minutos. Sobrarían 15 minutos de cada hora.
15x8=120 minutos
De 17 a 18 la hora durará 90 minutos. Me faltan 30 que cogeré de los 120 que me sobraron antes.
120 –30=90 minutos
De 18 a 21 la hora de inglés y futbol seguirá durando 60 minutos, las otras dos horas durarán 75 minutos. Faltarán 15 minutos de cada hora que cogeré de los 90 que tengo guardados.
15x2=30
90 –30= 60 minutos
 De 21 a 22 la hora durará 90 minutos. Faltarán 30 que cogeré de los 60 que me quedaban.
60 –30= 30 minutos
Así – teniendo claro cuanto debería durar cada hora desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche, y con 30 minutos de sobra según el horario actual – Alberto estuvo tres semanas sin hacer ninguna anotación, ya que debía controlar cuáles eran las horas que no podía dormir para hacerlas más cortas que las otras en las que realmente dormía, porque así descansaría más y mejor.
En su última anotación se puede leer:
Los 30 minutos que me sobran los pondré de 7 a 8, porque todavía me cuesta mucho despertarme.
Cuando controle el reloj atómico y su exactitud no esté relacionada con el tiempo real sino con mi distribución horaria, le pediré al Rey que obligue a los padres a dejar que los niños vean un vídeo antes de dormir (de 22 a 24), porque así no tendrán problemas para conciliar el sueño (si no me hace caso, acortaré las horas en las que está con la Reina para que no pueda ser feliz).
Alberto creció, estudió una carrera de letras, se casó, tuvo hijos y, en la actualidad, se queja del nuevo horario de los colegios: “Pero ¿cómo pueden quitar una hora del horario escolar?”

miércoles, 5 de octubre de 2011

Hoy será un día ingenioso

Las personas realmente ingeniosas, se la saben ingeniar para encontrar soluciones a problemas que parecen no tenerlas.
Un cliente nos ha explicado que el amigo de un amigo del tío de su prima, decidió dejar de fumar después de leer en un paquete de tabaco que dejar de fumar reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares (o algo por el estilo).
Pasó unos cuantos días dándole vueltas al problema: ¿Cómo podía dejar de fumar?
Finalmente decidió comentarlo con su amigo de toda la vida que era muy ingenioso. Después de escuchar atentamente las explicaciones del amigo del amigo del tío de la prima de nuestro cliente, el ingenioso dijo: “Conociéndote como te conozco, creo que el primer paso que debes dar para dejar de fumar es, simplemente, empezar a fumar”.
La coordinadora de los laboratorios, piensa que este ejemplo es un poco estúpido (y política y socialmente incorrecto)... pero reconoce que la mejor manera de saber si una cosa irá bien o no es, simplemente, empezar a hacerla.
B. Posa’tBé

domingo, 25 de septiembre de 2011

La niña

La niña – de pie junto a la puerta – lloraba incapaz de contener la rabia que le producía el sentimiento de culpabilidad que madre y abuela – sentadas en las viejas sillas de la cocina – le transmitían con la mirada.
Inés, a sus veinte años, seguía siendo la niña: La niña de mamá, la niña de la abuela, la niña de aquella pequeña familia de cuatro miembros que llevaba tres meses celebrando que pronto serían cinco.
Cuando la niña dijo que la única solución era abortar, la abuela golpeó la mesa con el puño, provocando que las tijeras cayesen abiertas al suelo. El gato – que hasta ese momento se había mantenido ajeno a la conversación – salió corriendo de la cocina y saltó sobre la bisabuela que dormía plácidamente en el sillón colocado en el rellano de la escalera.
La bisabuela despertó sin sobresaltarse, acarició al gato, lo miró y entendió que algo no iba bien.
Las cuatro mujeres – cuatro generaciones que compartían espacio y tiempo – se sentaron alrededor de la mesa y se cogieron las manos. Estuvieron en silencio – mirando el hule decorado con hortalizas y vegetales – durante un buen rato, después se levantaron y volvieron a sus quehaceres: La niña a fregar platos, la madre a enjuagarlos, la abuela a secarlos y la bisabuela a remover el puchero.
Almorzaron sin decir nada.
Entre el postre y el café, la bisabuela habló:
“Tengo 80 años, a los 20 tuve mi primera y única hija... de padre desconocido.
A los 40, tuve mi primera y única nieta... de padre desconocido.
A los 60, tuve mi primera y única biznieta... de padre desconocido.
A los 80, mi biznieta está embarazada... de padre desconocido.
Pronto nacerá mi primera y única tataranieta... ¿Cuál es el problema?”
La bisabuela se levanta, enciende el fuego donde está situada la cafetera y vuelve a sentarse.
La abuela se levanta, pone cuatro tazas y cuatro cucharitas sobre la mesa y vuelve a sentarse.
La madre se levanta, pone el azucarero sobre la mesa y vuelve a sentarse.
La niña se levanta, apaga el fuego, coge la cafetera, sirve los café y vuelve a sentarse.
Toman el café en silencio.
Las cuatro mujeres se levantan y llevan la taza y la cucharita al fregadero. Se vuelven a sentar.
La bisabuela mira a la niña.
Niña: Creo que lo mejor será abortar y volver a intentarlo.
La bisabuela mira a la madre.
Madre: No hay tiempo. Tiene veinte años y siete meses.
La bisabuela mira a la abuela.
Abuela: Lo que crece en el vientre de la niña no es una cría... es un crío.
La bisabuela se levanta y, con gran esfuerzo, se agacha y recoge las tijeras del suelo, las pone sobre la mesa y se vuelve a sentar.
Bisabuela: Yo también nací muchacho. ¿Cuál es el problema?
El gato – que dormía placenteramente bajo la mesa – sale sigilosamente de la cocina...

sábado, 24 de septiembre de 2011

Cenicienta

Media noche. La Cenicienta vuelve a ser ella misma. Cojeando – porque había perdido un zapato – acompañada por ratones y cargando una calabaza, vuelve a casa.
Pero, si todas las cosas que el hada madrina había convertido en hermoso y elegante para esa noche tan especial, volvieron a sus orígenes cuando dieron las doce ¿por qué los zapatos seguían siendo de cristal?
¿Qué habría pasado si el príncipe hubiese sido testigo de toda aquella transformación?
Si fuese una historia actual, el príncipe habría pensado que Cenicienta era una x-men y habría puesto una nota en el estado de su facebook para encontrarla...
Sin embargo, en aquel tiempo, tuvo que resignarse a ir de casa en casa probando el zapato a todas las damiselas en edad casadera... ¿Mujeres desesperadas que buscaban un príncipe para casarse?... Posiblemente, porque todas las que se probaron el zapato sabían de antemano que no era suyo ¿no?
No sé yo si un príncipe se tomaría tantas molestias.....
El caso es que yo siempre me he quedado con las ganas de ver la segunda parte de este clásico porque, así entre nosotros, os diré que me he pasado más de una noche en vela intentando imaginar de qué color serían los hijos de una mujer cenicienta y un príncipe azul..... ¿Gris azulado? ¿Azul sucio? ¿El azul de un príncipe – a diferencia del azul de una princesa – siempre es dominante?
.....¿No tuvieron descendencia? ¿Sólo tuvieron hijas?
Pues eso, que si alguien se anima a rodar la segunda parte de Cenicienta, que me avise.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Hoy será un día generoso

Los días generosos nos brindan la posibilidad de disfrutar de cada segundo de sus 24 horas.
Son días repletos de ilusiones… de sueños que esperan ser soñados y realizados… de deseos que quieren ser deseados y amados…
En días así, el mundo parece resurgir de su letargo con nuevas oportunidades, con nuevos acontecimientos… ¡con nuevas esperanzas!
…Dejar atrás – sin remordimientos ni añoranza – la monotonía de un largo letargo, nos abre nuevas puertas, nuevos motivos de felicidad… ¡nuevas oportunidades de amar!
¡Os deseo un día generoso!
B. Posa’tBé

domingo, 4 de septiembre de 2011

Septiembre 2011

Esta mañana, mientras conducía por la autopista, pensaba si entre el innumerable listado de cursos que se pueden hacer “on line” se incluía también el de conducir, porque realmente hay conductores que van al volante como si nunca hubiesen hecho una práctica..... ¿O es que se ha llevado a cabo un cambio drástico en el código de circulación y yo no me he enterado? ¿El carril de la izquierda es para ir despacio y el de la derecha para adelantar? ¿Los intermitentes – como las luces de los árboles de Navidad – sólo se pueden utilizar en épocas festivas? Cuando alguien intenta adelantarme ¿tengo que acelerar? ¿La distancia de seguridad entre dos coches (que no están aparcados) es de tres centímetros? Si me paso la salida ¿puedo dar marcha atrás?
No sé, quizás es que con la edad me he vuelto un poco quisquillosa.....
En fin, el caso es que ya estamos en septiembre, ni mejor ni peor: ¡diferente! Para unos el descanso de volver a trabajar, para otros el agobio de los horarios.
El Doctor Posa’tBé se compromete a ser más participativo en esta nueva temporada: “Intentaré publicar una sesión cada 15 días”.
Helena – aún un poco tristona porque se ha quedado con las ganas de tener un “rollito de verano” – seguirá con sus minis historias raras.
La autora de 5 Espinas, seguirá con la historia desde el anonimato. Y yo seguiré colgando cosas.
¡Ah! Creo que en esta temporada también habrá algún colaborador esporádico.
¡Nos vemos!
Mar

lunes, 8 de agosto de 2011

7 años...

Manuel se levanta, estira las sábanas y extiende cuidadosamente la colcha que había heredado de su abuela.
Se sitúa delante del espejo – bueno, delante de donde estuvo el espejo antes de romperse – y se peina... Mientras lo hace piensa que es una suerte ser calvo.
Sabía que todavía le quedaban seis años de mala suerte o quizás trece, porque la noche anterior – al intentar esquivar a un gato negro – chocó contra una farola y el retrovisor quedó hecho añicos.
¿Por qué había intentado esquivar al gato si la mala suerte ya la tenía?
Por lo que conozco de Manuel, es bastante posible que no quisiera esquivar al gato sino atacar a la farola, porque ese elemento del mobiliario urbano estaba colocado justos delante de la ventana de su dormitorio y con la luz que desprendía le era imposible dormir durante las calurosas noches de verano.
Hoy Manuel está contento, de un lado porque ha conseguido sobrevivir al primer año de mala suerte y, de otro lado, porque esa noche – sin farola – había podido descansar.
Concha, la novia de Manuel, lo ha estado esperando más de una hora en la cafetería en la que habían quedado para desayunar. Está enfada, en realidad está muy enfadada, porque a la hora que es ya no le dará tiempo de desayunar antes de ir al trabajo.
Cuando finalmente están juntos, Concha no puede reprimir su ira, pero él la calma y le explica que se ha quedado encerrado en el ascensor, que no tenía cobertura y que por más que gritaba y golpeaba la puerta ningún vecino acudía en su ayuda. Lo había pasado mal, muy mal: “La claustrofobia, ya sabes... antes de romper el espejo no la tenía... pero ahora no sé que me pasa...”.
Cuando se dirigía hacia su trabajo, después de desayunar, un chaval de unos veinte años pasó corriendo por su lado y le robó el maletín con el portátil en el que llevaba la presentación en Power Point con la que su empresa debía cerrar un trato con un cliente muy importante... Además, en el maletín llevaba el Pen drive con la copia de seguridad por si el ordenador sufría algún accidente.
El ladrón lo había tirado al suelo y al caer se golpeó contra el bordillo de la acera. El vendedor de un quiosco cercano vio toda la escena y no le dejó marchar antes de que llegara la policía y la ambulancia.
Por suerte para Manuel, el cliente entendió el problema y cambiaron el día de la reunión. El presidente de la empresa, que ya estaba familiarizado con la mala suerte de Manuel, le sugirió que no llevara el pen y el ordenador en el mismo maletín.
Pero el día todavía no había acabado.....
Cuando ya estaba de vuelta en casa, mientras preparaba la cena para un grupo de 17 amigos a los que había invitado para celebrar el haber sobrevivido al primer año de mala suerte, la policía lo llamó para comunicarle que habían detenido a un hombre que encajaba con la descripción del ladrón que le había robado el ordenador, y que debía ir a comisaría a identificarlo.
Manuel llamó a los amigos para desconvocar la cena, pero uno de ellos – porque un buen amigo siempre está cuando se necesita – se ofreció a organizarla en su casa.
Finalmente Manuel disfrutó de una cena fantástica con sus amigos..... Supongo que porque la mala suerte también duerme.
Pero en realidad, Manuel no es supersticioso, no cree en el mal de ojo ni en los gatos negros..... No cree en las tonterías tipo: “Romper un espejo da 7 años de mala suerte”.....
De hecho, en realidad, lo que Manuel sabe es aprovecharse de que los otros sean supersticiosos..... Manuel sabe fingir que le tiene miedo a la mala suerte..... Manuel sabe inventarse historias para no admitir que se ha quedado dormido, que no ha terminado el trabajo o que le da mucha pereza preparar la cena.
De hecho, es posible que algún día Manuel pierda la buena suerte y alguien le rompa la cara.....

viernes, 5 de agosto de 2011

Emilia (H/P)

Miró la hora, frunció el ceño y lanzó el artilugio contra la pared... Observó durante unos segundos los trozos separados del objeto, después se levantó del sofá y abandonó la casa dando un portazo.
Emilia debía tener nueve o diez años cuando vio a su padre lanzar un reloj contra la pared. A la pregunta: “¿Por qué haces eso, papá?”, el hombre respondió: “Porque el tiempo pasa demasiado deprisa... y así tengo la sensación de que lo puedo parar”.
La diferencia entre la acción de uno y otro, es que el padre lanzaba uno de aquellos relojes irrompibles que duraban toda la vida – incluso bañándote con él – mientras que lo que lanzaba Emilia era el teléfono móvil...
Nicolás – el chico que trabajaba en la tienda de telefonía móvil del barrio – conoció a Emilia hace un par de años. Al principio le pareció una persona seca, carente de vida, demasiado estirada para su edad e, incluso, demasiado ausente cuando estaba presente... Él, como hacía con todos los clientes, le sonreía cuando entraba en la tienda. La muchacha miraba los terminales de los diferentes expositores sin ninguna expresión en la cara, unos minutos después señalaba uno: “Quiero éste”, pagaba y marchaba sin prestar atención a las explicaciones del vendedor.
Con el tiempo – sin saber exactamente por qué – Nicolás empezó a sentirse atraído por ella. Cuando no tenía ningún cliente, salía del local para ver si la veía pasar... Incluso había llegado a tener fantasías eróticas con ella.
Por suerte no pasaba más de una semana sin que Emilia entrara en la tienda. Nicolás la miraba mientras ella iba de un expositor a otro, totalmente fría y ausente: “Quiero éste”.
Y, un buen día (bueno, un mal día para Nicolás), Emilia heredó el reloj de su padre y desapareció...
Helena

miércoles, 6 de julio de 2011

¡Buenos días!

Llevaba tres años trabajando para aquella familia. Era una casa grande que había sido restaurada con exquisito gusto un año antes de que ella entrara a trabajar.
María llegaba a las 7.30h, despertaba a los niños, los ayudaba a vestirse, les preparaba el desayuno y los llevaba al colegio. Después volvía a la casa y se dedicaba a las tareas domésticas hasta la hora de ir a recoger a los niños, les preparaba el almuerzo y a las 15.00h los volvía a dejar en la escuela. A esta hora – a las tres de la tarde – acaba su horario laboral.
¡Y llegó la crisis!..... A María le redujeron y le cambiaron el horario laboral: De cinco a seis de la mañana.
Como era muy puntual, cada mañana a las cinco, abría la puerta y sentía la bienvenida de la calefacción.
En aquel pueblo siempre hacía frío..... En todas las casas – exceptuando aquella – todas las noches hacia frío.
A diferencia de su marido, la dueña de la mansión – una rica heredera – se veía obligada a madrugar cada día para asistir a su trabajo, ya que daba  las noticias de las seis en una cadena privada de televisión.
María – aunque en realidad ya no estaba en plantilla – seguía formando parte del personal de mantenimiento (limpieza, restauración, canguros...).
La muchacha esperaba en la calle, escondida detrás de un buzón, hasta que veía marchar a la señora, entonces entraba en la casa, subía hasta el piso más alto y trabajaba para que el despertar del marido de la heredera fuera agradable.....
Sí, la crisis matrimonial obligó a María a trabajar menos horas, más temprano y sin salario.....

sábado, 25 de junio de 2011

Abre los ojos (C)

Abre durante unos minutos los ojos y no olvides que en el mundo hay personas que comparten algunas de tus inquietudes.
Abre los ojos y piensa, durante unos minutos, que algunas obligaciones te vienen impuestas..... pero que otras te las impones tú mismo.
Abre los ojos,
pero no es necesario que te fijes en la pintura de la pared ni en el polvo que, quizás, lo invade todo;
piensa en los informes que todavía no has acabado de leer..... aquellos que buscaste por Internet y que están relacionados con tus inquietudes personales;
piensa en la reunión de mañana..... esa que tendrás con la familia o los amigos para planear las vacaciones;
piensa en la comunidad de vecinos..... en esa cervecita que tomarás con los compañeros después del trabajo.
Abre los ojos y piensa en lo que quieras..... Ahora, quizás, ya sabes hasta donde puede llegar tu imaginación..... es posible que, incluso, pueda llegar más lejos de lo que te habías imaginado.
Abre los ojos y escúchate, tienes muchas cosas que explicarte..... pero, cuando quieras, también puedes escuchar a los otros.
Seguramente, detrás del hecho de escucharte a ti mismo, encontrarás un placer personal: ¡Te gustará sonreír!..... Más allá de que estés sólo o no, te gustará sonreír..... sonreírte a ti y sonreír a los otros..... sonreír tú y que sonrían los otros.
Abre los ojos e intenta no olvidar que tú formas parte del mundo en el que vives.....

lunes, 23 de mayo de 2011

El álbum (H/P)

Hace unas cuantas noches (bastantes), uno furgoneta paró delante de mi casa, bajaron dos o tres personas, no sé que hicieron pero, cuando el vehículo marchó, uno de los hombres se quedó junto a una farola.
Cada mañana cuando abro las ventanas – esperando encontrar el fantástico paisaje de verdes y azules – veo al hombre junto a la farola..... mirándome con su sonrisa de papel mojado.
Cada noche, cuando cierro las persianas, veo que el hombre sigue allí: ¿Qué quiere?
Mi pueblo se ha llenado de hombres y mujeres que aguardan junto a las farolas: ¿Qué esperan?
Mi pueblo – como otros pueblos que he visitado en estos días – se ha convertido en un álbum dónde cualquiera puede pegar su foto pero, curiosamente, hay muchas estampitas repetidas..... ¿Ya no se hace aquello de: “Ésta ya la tengo, ¡te la cambio!”?
Sí, ya sé que lo que quiere es mi voto..... Pero, ¿por qué hoy sigue colgado de la farola, si las elecciones fueron ayer? ¿La propaganda electoral no se debería retirar justo antes de la jornada de reflexión?
Y digo yo, en un pueblo pequeño, como ahora el mío, donde todos nos conocemos ¿no sería mejor colocar las fotos y las listas de los candidatos en un par de sitios claves donde podemos ir a consultarlo tranquilamente e invertir el dinero que gastan en propaganda en algo más productivo para el pueblo..... en algo que no afee los espacios naturales?
Desde mi terraza, sin hacer ningún esfuerzo ni adoptar posturas arriesgadas o poco naturales, puedo ver 7 carteles de la misma persona y, sinceramente, el efecto que me produce tanta repetición es de contra-propaganda.....
El hombre de mi farola no ha ganado..... Espero que no se quede allí hasta las próximas elecciones, porque necesito recuperar mis vistas.
En fin, yo sólo pasaba por aquí, por la redacción del blog, y me ha apetecido dejar esta pequeña nota post-electoral.
¡Hasta pronto!
Helena

domingo, 22 de mayo de 2011

Sueño y vigilia (C)

Sueño y vigilia
Iba cambiando, moviéndose dentro de su forma original, produciendo efectos cautivadores..... Iba cambiando hasta que un día dejó de cambiar..... o cambió para siempre que, más o menos, es lo mismo.
La monotonía – la aburrida y agotadora monotonía – lo llenó todo.....
El silencio – agotador y aburrido – se escondía provocador detrás del espejo que había sido testimonio de aquello que, en realidad, no había pasado.....
Aquel no saber nunca qué (que lo hacía tan atractivo), se convirtió en un saber siempre qué (un saber que siempre nada).....
Nada..... absolutamente nada..... No había un por qué de todo, ni un por qué de nada..... sólo un montón de sombras chinas que danzaban entre sueños en busca de un dios o, en su defecto, un bufón que les diera una identidad.
Pero, a pesar de la inexistencia de cambios, la forma seguía existiendo..... la forma cautivadora, acogedora y atractiva de aquello que había sido, seguía existiendo.....
.....¿De aquello que había sido?..... Quizás debería decir: La forma cautivadora, acogedora y atractiva de aquel espejismo.....
Se despertaba durante la noche y abría los ojos en la oscuridad intentando salir del sueño. Se tocaba los párpados con los dedos sudados para comprobar si, realmente, estaban abiertos.
Sentía su cuerpo pesado y cansado sobre una cama carente de sábanas, porque los fantasmas del sueño se las habían llevado..... Fantasmas que utilizaban las sábanas para cubrir cuerpos ligeros y transparentes que flotaban en la nada.
Salía del sueño y caía de lleno en la pesadilla de la realidad.
Envolvía su cuerpo con la sábana – que le había sido devuelta por los mismos fantasmas – y vagaba por las calles en busca de ventanas amarillas..... en busca de las tímidas luces que colorean los cristales de los trabajadores madrugadores o de los filósofos noctámbulos.
Se dormía, como cada mañana cerraba los ojos en la claridad de lunas, estrellas o farolas, intentando salir de la realidad. Se tocaba los párpados con los dedos fríos para comprobar si, realmente, estaban cerrados.
Salía de la pesadilla de la realidad y caía de lleno en el mundo de las sombras chinas.
Quería encontrar al bufón o, en su defecto, al dios de las identidades.
Desnuda, porque los fantasmas del sueño habían vuelto a llevarse las sábanas, vagaba por la nada en busca de caminos transitados..... en busca de transeúntes que pusieran una sonrisa en el destino incierto de sus pasos.
Se despertaba, como cada día abría los ojos con los sonidos y las voces de la cotidianidad.....
El sueño y la realidad de la noche quedaban doblados con las sábanas.
Las sombras chinas – como si fueran camaleones bien entrenados – tomaban el color de la pared y se escondían junto a la bombilla que les había dado vida.
Sin las sábanas, podía parecer que los fantasmas habían desaparecido, pero en realidad corrían provocadores y burlones con sus cuerpos transparentes y ligeros.
Se dormía, como cada noche cerraba los ojos a una hora u otra.....
Los cambios se volvían a reproducir..... sensuales..... una forma se transformaba en otra sin que la primera llegase a desaparecer.....
Sintió la transformación, el cambio de la forma dentro de la misma forma.
Despertó en la oscuridad. Mantuvo los ojos cerrados. Distinguió entre las sombras al ser que administraba las identidades. Preguntó: “¿Eres un dios o un bufón?” Silencio. Un fantasma preguntó: “¿Eres un dios o un bufón?” El ser respondió: “Soy el administrador de las identidades y, por tanto, soy aquello que quiero ser”. Dijo: “Pero un administrador puede ser cesado”. Silencio. Un fantasma dijo: “Pero un administrador puede ser cesado”. El ser dijo: “Si soy un bufón el rey me puede cesar de mi cargo; si soy un dios sólo otro dios o un demonio me pueden cesar..... pero es necesario que yo les dé esa identidad”.
Abrió los ojos, se levantó y apagó la luz: Del mundo de las sombras chinas sólo quedaron las dos manos que las creaban (dios o bufón)..... Dos manos cautivadoras, acogedoras y amables que, con movimientos provocativos y sensuales, empezaron a acariciarle la espalda produciendo cambios de la forma dentro de la misma forma.....

sábado, 14 de mayo de 2011

Cualquiera (C)

Cualquiera
Hacía casi una hora que era la única clienta del bar. Hacía un buen rato que el camarero había bajado la persiana hasta la mitad.
La clienta miró al camarero y dijo:
Clienta: Cuando tenga un novio le pondré Juan.
Camarero: Quiere decir un hijo ¿no?
Clienta: ¿Un hijo?..... No, eso ya vendrá más adelante, quiero decir un novio..... Sí, cuando tenga un novio le pondré Juan.
Camarero: Pero los novios ya tienen nombre – sonrió y agregó – lo llevan de fábrica.
Clienta: No, mi novio no tendrá nombre, yo se lo pondré..... y le llamaré Juan.
Camarero: Pero señora..... – en ese momento el camarero recordó que el cliente, o la clienta, siempre tiene razón – ..... ¿Y por qué le quiere poner Juan?
Clienta: Pues mira, bien bien no lo sé..... porque es un nombre normal.
Camarero: ¡Ah!
Clienta: Quiero decir, que es un nombre de toda la vida..... No sé, pienso que es un buen nombre para un novio, ¿no le parece?
Camarero: Sí..... supongo.
Clienta: Aunque..... José tampoco estaría mal, ¿no?
Camarero: Sí, José también es un buen nombre.
Clienta: ¿Cómo se llama usted?
Camarero: Pedro.
Clienta: ¡Mira!, Pedro también me gusta.
Camarero: Pero Pedro no es un buen nombre para un novio.
Clienta: ¿Por qué?
Camarero: Puesss, porque yo hace 29 años que intento tener novia y no lo consigo.
Clienta: Vaya..... Lo siento.
Camarero: No pasa nada..... al final te acabas acostumbrando..... No es que dejes de buscar, pero no sé..... a veces, incluso, me da un poco de pereza tener novia..... Aunque otras veces me apetece mucho.....
Clienta: Sí, ya te entiendo, a mi me pasa un poco lo mismo..... Si tuviera una novia ¿cómo la llamaría?
Camarero: No sé..... quizás buscaría una que ya tuviera nombre.
Clienta: ¡Ah!
Camarero: ¿Usted cómo se llama?
Clienta: No tengo nombre..... Mis padres decidieron que ya me lo pondría mi novio.
Camarero: ¿Le gusta Rosa?
Clienta: Sí, Juan, ¡me encanta el nombre de Rosa!
Camarero: ¿Vamos para casa?
Clienta: ¡Vamos!
Camarero y clienta (Juan y Rosa): ¡Adiós Pedro!
Pedro: